El sol de la edad te llega cuando más lo necesitas y es cuando menos lo quieres. A veces, huyes, pero te busca hasta alcanzarte. Te atrapa y no te suelta hasta que te tranquilices. El sol de la edad empieza a oscurecerte, sí, le temes, pero como te dije te encuentra y te transforma. El sol de la edad es así, te atormenta antes de calmarte. Te duele antes de aliviarte. Pero es necesario y no lo entiendes hasta que estas en medio de todo ese huracán. Yo tengo el sol de la edad, no la quiero aún, confieso, pero tampoco se va a ir, es como un Sin Cara de El viaje de Chihiro, que cuando le haces algo bueno, debe hasta el final agradecerte, aunque sea por las malas. El sol de la edad es eso que, al inicio cuando duermes te despierta a media noche, te oprime el pecho y te hace saltar. El sol de la edad, es así al inicio, pero luego va cambiando. Te gusta, lo disfrutas, aprovechas cada momento a su lado, hasta que por fin das ese paso para no volver. ...