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Mostrando entradas de 2022

No es cuestión de tiempo

“Yo tengo la obsesión del viaje. Siempre creo que voy a solucionar todo yéndome” El tiempo dice que fue creado por Dios, otros dicen que también lo fue creado por el hombre, que no existe dicen los estudiados, aunque mis amigos de habitación creen que es una construcción social. El tiempo solo se lo observa por medio del reloj, calendarios, no precisamente es el sol ocultándose por el oeste, no, eso es magia creo yo. El tiempo creado o no, te quita cosas, te sentencia a hacer tus planes con límites, te advierte que nunca tienes suficiente. A pesar que un científico dijo que es relativo, el tiempo se siente de muchas maneras, se observa en el óxido de baúl de mi abuela, en el pelo canoso de mi padre, en llegar a algún lugar y que el mar no te encante una eternidad… No es cuestión de tiempo nada de lo que creo, pero sin embargo hay un tic tac que retumba en mi cabeza y los hubieras se pasean y me susurran la misma historia una y otra vez. Hay quien me ha conocido entre una luz azul que

Del color que te miro

Tenía 5 años y un pug, uno de esos perritos que si lo dejas dentro de una funda, parecen hechos de pan de molde.  Desde pequeño, soñaba con llegar al otro lado del mundo, quería saltar de un abismo con tal de que el riego sea la libertad. A los 5 años él guardó tantas energías que hasta ahora, a sus veintitantos años sigue con las mismas ganas.  Le llegan pensamientos como “Los colores no importan” pero se arrepiente en seguida, él mismo se siente traicionado. Lo bueno es que no se complica, no se gasta el alma en peleas, siempre reparte a sus amigos, como esencia y nos hace sentir que estamos en nuestro lugar favorito.  Compartir con él, es como si cada mañana tomáramos pan con nubes. El color que lo miro, es el mismo que me regala cada vez que, con su energía hace que el día fluya. Para Bryan, quien sin saberlo me enseñó que reirse de uno mismo, puede salvarte.

La muerte está más cerca en octubre

Cuando estes caminando y sientes que te están mirando, no mires para atrás, sino para arriba. Sus manos estaban llenas de sangre y su hermana de dos años tirada en el suelo, no recordaba nada, estaba congelada, como si asimilara todo en cámara lenta, la idea de  que quizas ella lastimó a su hermana, la paralizaba. A lo lejos, el sonido de la ambulancia sonaba cada vez más cerca, de pronto su padre entró tumbando la puerta, la sacudió para sacarla de algún especie de trance, pero en seguida vio a su otra hija tirada en el suelo llena de sangre, la tomó entre sus brazos, pero no se movía, no respiraba, estaba muerta. Desde ese incidente nadie habla de lo ocurrido. En ese entonces ellas tenían 10 años, eran gemelas, en la autopsia la causa de muerte fue por fuertes lesiones cerebrales traumáticas.  Han pasado dos años y nadie habla de aquella tarde, ni de la muerte, ni que su hija no ha dicho ninguna palabra desde aquel día. Hasta hoy. -Mamá, sabes donde está mi hermana- apenas suelta aqu

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https://pin.it/bD1nfGH Tenían una rutina marcada, su esposa trabaja en su vivero desde muy temprano, y él leía montones de ensayos de universitarios hasta tarde. Ella empieza cada mañana a las seis, dejaba sonar una playlist que llamó “Verde”. Lo hacía para que despertaran las plantas, como una alarma. Lo primero que sonaba era Chaikovski, se escuchaba casi por media hora, y cuando sonaba  Swan Lake , él se despertaba; la dulce melodía, suave y aterradora, lo levanta siempre con un suspiro en la boca. Preparaba café y luego se enterraba en un pilo de ensayos científicos que debía leer y aprobar a diario. A casi nadie le daba a la primera un visto bueno. Siempre terminaba por recomendar dos cosas: que cambien de tema o de carrera. Las ciencias sociales pueden ser fáciles en el colegio, sobre todo cuando los profesores se dedicaban a dar geografía, capitales de los países o cualquier otro contenido de relleno.  Las ciencias sociales, trata de ciencias que estudian cómo se organizan las

¿Cómo funcionan los recuerdos?

Hace unas semanas atrás acompañé a una amiga y su hija al doctor, al entrar en el consultorio, el tiempo se detuvo y retrocedió hasta 1954. Era una sala de espera como si fuera la casa de mi abuelita, los muebles eran antiguos, pero no daban la impresión de ser caros sino más bien, hogareños. Había pósteres desactualizados, también uno de ellos tenía el nombre bordado del doctor. Todo muy limpio, pero era una sala que no quería seguir actualizándose en lo visual.  Mi amiga estaba preocupada porque su hija llevaba ya algunas noches con fiebre y dolores en la garganta. Después de esperar un poco, entró al consultorio, yo esperé y tomé una de las revistas que tenían en la sala de espera. La revista más actualizada era del 2002. Me gustaba de todas formas leerlas y saber, qué tema trataban en ese entonces. La revista se llama Selecciones, la favorita de mi papá, las coleccionaba mucho, y cada vez que puedo también me compro una que otra. Tomé una revista, ojeé las fotografías (algunas no e

Los heraldos negros

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma… ¡Yo no sé! Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte. Son las caídas hondas de los Cristos del alma de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema. Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de y culpa, en la mirada. Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!