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Mostrando entradas de 2014
No era posible que me gustara tanto. Quien regó el consejo ese,  de decir siempre lo que piensas" creo que es más prudente difundir el otro, el que dice  " piensa siempre  lo que digas".  Ser sinceros no es la solución  a todos los problemas, es más, hablamos de honestidad o de personas sinceras que creen que decir lo que realmente piensan, podrán conseguir que el mundo sea mejor. Déjenme decirle que, seria una solución desastrosa.  Es peligroso andar por ahí diciendo lo que se piensa, así sin más, llevando a cuesta como único fundamento, sea, según tú, o según Disney o según la T.V (para no echarle la culpa a una sola fuente) que dicen < que hagas lo que te dicte el corazón>   qué lindo no!! ja. Analicemos algo, no todos los corazones "sienten" igual, es decir, qué pasa  si el que te dicta esas lineas es  un disléxico e impulsivo corazón? que simplemente desea sacar su euforia de claustrofóbico. Un  < quemeimpo

Esa noche no estuve a mi favor

—Tengo ganas de fugarme, pero  mis ganas lo hacen primero— Qué se espera de una noche de música, luces, cervezas y yo. Sola.   Llegué.Todo estaba de maravilla, un buen momento para comprar  mi biela y pasar la noche. Así lo creía.   Pero el problema no fue que llegara sola, o que haya comprado una cerveza, el problema no fue que no conociera a nadie, tampoco lo fue el hecho que  haya ido solo por escuchar una banda. El problema en sí, fue  que esa noche, no estuve a mi favor. Como siempre en algún momento uno no lo está. No lo dudo, esa noche al entrar en aquel lugar la cagué desde el principio. Después de que sellaran en mi brazo el dibujo de un pescado, mi panza por el contrario, no paraba de indicarme alertas como si las paredes de mi estomago estuvieran conectadas al dispositivo de "en caso de emergencia". El cosquilleo se intensificaba como si cada paso fuera un beso agudo que le daba a alguien que no existía, era frustrante, cr

Confieso.....

" Algún día , es como decir nunca..." Fue una tarea dura el mantenerme en pie hoy. Sí, fue dura como también lo fueron mis ganas de escribir.  Tenia las cosas claras, lúcidas. Sabía que escribir y que no; pero mis instintos me engañaron, me hicieron un sabotaje y yo, estuve al mando.  Me hice un auto-sabotaje.  Cuando casi perdía las esperanzas, (las mismas esperanzas que pierdo siempre. Ya creo que son hasta re-usables )  Justo, aparece un  ente maligno que solo se manifiesta cuando ve algo oscuro en mí.   Lo de maligno no significa gran cosa, simplemente es que le gusta aparecer cuando todo esta perdido.  En fin, ahí estaba yo, quejándome por mi mala racha. Quejándome y quejándome... Pero ahora hago una confesión,  como confieso todo al final:  Estoy perdidamente enamorada.   Aunque confieso también que me gusta estar más perdida que enamorada .  Pero oigan, antes de leerme y juzgar mi ahora dudoso juicio:  LO ÚNICO QUE TENGO QUE DECIR A MI FAV

La máquina del tiempo

Me gustaba contemplar su espalda desnuda en  mi ventana .  La luz de la farola por la noche, mojaba su cuerpo y recorría sus estrechas caderas, recorría también sus largas piernas firmes, su espalda tenue; ahí, me detenía por unos segundos y realizaba un paneo suave, morboso, nocivo que exterminaba las pocas esperanzas de salir con vida de aquella trampa que segregaba  mi cuerpo, que me carcomía, suave, morboso, nocivo...   Me divertía saber que  ella notaba que la observaba, mientras brotaba sus nalgas ya frías por el viento helado que recibía después de hacer el amor. Sus movimientos dibujaban caminos frondosos en la pared, en cámara lenta, cada vez hacia mi dirección, su cabeza hacia la nada de la ventana no me permitía ver su rostro, pero estoy más que seguro que ella sonreía.  Su lengua abría su boca, y dejaba el justo espacio para mirar sus blancos dientes.  Encendí un cigarrillo, le di una calada y me levante a completar el rompecabezas. Mi boca maromeaba su espalda

Desde lo más despreciable de mi ser

Asqueada Miraba con dificultad en el fondo del retrete  lo que creía eran ser restos del desayuno de la mañana anterior. Mi cabeza me daba vueltas y en cada vuelta las cosas empeoraban.  fear and loathing in the bath's las vegas. Solo tenia un imágenes o por lo menos eso creía que era. Alusión.  Mientras tanto los recuerdos de la noche anterior, c ada uno y a la vez ninguno con desequilibrio se impregnaban a golpes en mi memoria a largo plazo.  Me dejé caer abrazada, casi aferrada en aquel retrete y el desayuno que contenía. Mi mente divagaba esperando quizás un abrazo por parte del inodoro. Suave, aliviador, como cuando lo usas. Bajé la válvula y poco a poco   escuchaba  el sonido del agua dar vueltas al igual que mi cab eza. Girar y girar hasta que termine con  un suave y sutil sonido. Fue como si estuvieras absorbiendo con ganas, el último trago de cerveza.  En medio de ese concierto del agua que recorría p

Rigoberta

A sus 10 años Rigoberta Inventaba personajes para matarlos y justificar así, la tristeza que sentía los domingos por la tarde. A ninguno les ponía nombre. Solo los imaginaba. Jugaba cada mañana con ellos. A veces los mataba por aburrimiento. Dormía con su cama llena, y nunca le tuvo miedo a la oscuridad, sentía una ligera sensación de compañía mientras cerraba sus ojos. Todas las noches antes de dormir, abría su closet y buscaba un vestido para el día siguiente, lustraba sus zapatitos de charol, pasaba su cepillo de pelo durante 10 minutos sobre su color castaño oscuro y  luego hacia una trenza  con mucha paciencia que ocultaba con  su gorro de dormir, decía ella que la protegía de sueños malos. Rigo, como la solían llamar, caminaba siempre con prisa, mirando hacia atrás y con poca precaución de donde pisaba, nunca dejaba de hablar mientras caminaba. Los lugares que visitaba no eran los mismos, pero todos estaban cerca de un río. Se sentó, sacó con cuidado sus zapatitos

A mi

Casi son 3 años, que la ausencia no me afectaba. Este discurso que en breve montaré, no es para hablar de esto en sí,  es mas bien para que letras como estas, se escurran y se disuelvan con un poco de ese calor que tengo por las mañanas. Arrancarme la piel, desnudar el alma, espantar la miseria de aquel objeto perdido, de aquel instante del que nunca  pertenecí. Quiero, cerrar los breves días donde me causé esa horrenda herida y  apacible  ilusión. De no residir, de no insistir, de no estar. A causa de mis huellas en la arena, del camino del olvido que hace varios años emprendí conmemoro a la ausencia y la niego al instante con otro recuerdo, que no es más amargo, que es solo   presente. A mi, a mi largo tiempo que dejaré de escribir, porque no quiero que haya testigos, y recordar con mis palabras, seria ya una falta. Evocar desatinos mediante mis signos, no será más una fuente que me desgarre ni tan solo un segundo, a esta mente embriagada de s

Nacido en Cautiverio

Inés llevaba en su vientre a su primer hijo. A sus 16 años,  los movimientos del bebé le asustaban de vez en cuando, arropada con una sábana gastada y sucia pero que le proporcionaba el  suficiente calor para mantenerlos con bien.  Adriana una joven y entusiasta mujer la acompañaba, y con sutileza le contaba relatos para que ella por segundos dejara de pensar en el lugar en donde se encontraban. Esa fría cámara, húmeda, partida y  maloliente. Adriana era mayor que Inés por mucho, ella tenía ya dos hijos y eso a Inés la aliviaba. Con frecuencia le preguntaba cosas acerca de sus hijos, del parto y de los dolores que iba a sentir, Adriana muy animada y aun con gestos cómicos le explicaba lo difícil, arduo pero encantador, es el arte de ser madre. Ellas habían permanecido en ese sitio por más de 3 meses,pero aun sin reloj Adriana no podía olvidar la fecha que desaparecieron de su hogar, 8 de marzo de 1977. Ambas permanecían casi siempre en la misma esquina, Inés para tener mejor ci

A las mil historias, en una sola versión.

"A la memoria, a la de él... porque no se permite olvidar" Fue un lunes, como el mejor día en el que se puede morir. Él, empuñó su chaqueta y salió del cuarto lo más pronto posible, en busca de algo que aún no sabia que era. Ella, se quedó con sus ojos muy abiertos entre sus sábanas, con su espalda desnuda. Desorientada.  En la habitación lo que gobernaba era el desorden. Él seguía caminando, recargado. Sudaba y miraba a todas partes. No se encontraba. Quería sin saber, recuperar lo que algún día abandonó a conciencia, a gustos y disgustos. Quería rec uperar y pensar no solo con cabeza fría sus estrategias, sino también sentir, con el corazón. Ella en el cuarto, se levantó. Con la mirada triste aprovechó su destierro y empezó a escribir en un pequeño libro que estaba sobre el velador. Escribía palabras sueltas. Él caminaba con prisa, apretaba sus puños, cruzabas sus brazos, se detenía, pensaba en regresar, pero se arrepentía al instante de mirar hacia atrás.

Peligro 30 veces

Ella escribía sobre la pared de su cuarto una letra del abecedario por día, como si en algún momento se formara una especie de word  search  con una respuesta. Respuestas, eso ella buscaba. Tenia también en sus venas algo pendiente.  Aquella adrenalina que nunca había sentido, pero sin embargo recorría  su cuerpo, calmado, denso, dormida. La sentía. De repente un caos espeso aceleró su ritmo cardíaco, sus pupilas se  dilataron y su lengua se fundió con el ácido. Flor de loto. No se podía saber quien disolvía a quien. —https://www.youtube.com/watch?v=Tow-dz6OxZE - En la habitación donde se encontraba, estaba habitada por dos personas más.  El, Lamiga. En aquel cuarto, Ella disfrutaba del nuevo estado que le brindaba el ácido fundido y amargo que se escurría en su lengua. Mientras observaba a sus visitantes.  El ambiente era deforme, como si al mismo tiempo el cuarto se transformaba en una cueva y dejaba de ser cueva para convertirse en un plan. Sí, un plan, cómo algo se podía