Ir al contenido principal

Confieso.....

"Algún día, es como decir nunca..."



Fue una tarea dura el mantenerme en pie hoy.

Sí, fue dura como también lo fueron mis ganas de escribir. 


Tenia las cosas claras, lúcidas. Sabía que escribir y que no; pero mis instintos me engañaron, me hicieron un sabotaje y yo, estuve al mando.


 Me hice un auto-sabotaje. 


Cuando casi perdía las esperanzas, (las mismas esperanzas que pierdo siempre. Ya creo que son hasta re-usables

Justo, aparece un  ente maligno que solo se manifiesta cuando ve algo oscuro en mí.

 Lo de maligno no significa gran cosa, simplemente es que le gusta aparecer cuando todo esta perdido.


 En fin, ahí estaba yo, quejándome por mi mala racha. Quejándome y quejándome...


Pero ahora hago una confesión,  como confieso todo al final:

 Estoy perdidamente enamorada.

 Aunque confieso también que me gusta estar más perdida que enamorada.


 Pero oigan, antes de leerme y juzgar mi ahora dudoso juicio:  LO ÚNICO QUE TENGO QUE DECIR A MI FAVOR, ES QUE SOY CULPABLE. 



Casi siempre he vivido rodeada de personas que ridiculizan esto de enamorarse, de estar en las nubes, casi ausente y en total atención hacia otros.


 Sí, estoy rodeada de estos castores que roen los sentimientos como madera para su represa, que lo único que hacen es fingir ser fuertes, rudos, psicológicamente hablando: unos maaaaaaalooosssss en el amor.


A ellos no les ven la cara, sí, a ellos, los machos alfas y las nenas malditas. 


Yo ahora puedo empuñar mi mano, alzarla lo más alto posible, hasta que la blusa me dé y haga saludar mi ombligo, hasta ahí está mi puño, en forma de aprobación, aquí, en la china y en la concha de la lora... Estoy perdidamente enamorada.


 Y él?  que puedo decir, él no lo está.. no lo estuvo y como no soy adivina pero si sé algo de estadística, probablemente no lo estará.... (corrijo en eso de que no  estuvo enamorado, quizá si, quizá no, como aquella canción:  Quizás...) 

Yo me enamoré apenas lo vi, el se acercó decidido. Yo lo esperaba en la esquina de la parada de buses. Me besó. Ese día que lo conocí terminamos.

Fue como si toda la vida hasta ese día hubiéramos tenido una relación de 24 años. Realmente lo conocía, y él a mí. 

Pero ese día, año nuevo chino, fue el día que terminamos. 

Que por qué estoy enamorado de él? pues como todo ahora estoy confesando, diré el único fundamento válido  para esta locura: es el único, que hasta ahora, me inspira a trabajar en mis metas, a conseguir  mis logros, es el único que me a sembrado esa idea de hacer lo imposible de la única forma posible: creyendo en mí.

 Y no es que me lo haya dicho, quizás él ni se entere lo que provocó en mí. 

Esas ganas de sentirlo, que no se vaya de mi lado, como una especie de máquina del cual yo quería despegar-motores. 

Él me excluye de su vida, me excluye y me hace un camino directo al desinterés, confieso como sigo confesando que: A veces creo que le gusta provocar sentimientos de nostalgia en mí. A veces eso  siento. Y al mismo tiempo eso me hace fuerte.


Él ya no esta conmigo, ni si quiera nos vemos, casi nunca hablamos y si lo hacemos lo hace de una manera de combate.          Él ama a su hijo y a la mamá de su hijo. 

Que como estoy ahora? pues sigo enamorada, perdida y feliz. Es un sentimiento nuevo, porque en este preciso instante no siento ningún dolor, ningún agujero negro en mi pecho, ni mucho menos desinterés a mi alrededor. Estoy aprendiendo, consumiendo, manifestándome cada segundo más y más.


Para finalizar  y no hacerlo tan tedioso, quiero terminar diciendo que, aprecio a este hombre como no tienen idea, que lo quiero de una manera que jamás, (que palabra tan atrevida "jamás") he querido en tan poco tiempo a alguien.. lo sé, porque cuenta la leyenda que si eres feliz por la simple razón de que esa persona es feliz...  es amor... cursi, pero amor a la final.


 Un amor mío. 


Algún día  volveremos....


Entradas populares de este blog

Salí nadando

 Manabí, Ecuador   “Siempre que visites un mar, debes preguntar si se puede nadar en él”. Alguien me dijo eso como conocimiento básico de la vida, uno que no tenía, pero que ahora tengo después de que casi me llevara el mar de San Lorenzo. Cinco amigas de paseo, una de ellas extranjera, Kate. La conversación en el automóvil nos reveló que en su país de origen, Kate era una excelente nadadora; cruzaba los caudalosos ríos de su estado como algo común. Yo, en cambio, había aprendido a nadar por los consejos de mi hermano menor o por lo que yo misma me había enseñado en las piscinas de complejos deportivos. El mar para mí no estaba a la vuelta de la esquina como sí lo estaba para mi mejor amiga Clara, quien me había invitado a este paseo. El mar siempre se veía como un dios, como una diosa, poderoso, imponente. Decidimos entrar al agua Kate y yo. La playa estaba casi vacía, lo atribuimos a que era un día entre semana, nada que nos llamara la atención. Nos internamos gozosas de sen...

Para ti de mi

Hay lugares a los que uno no vuelve, y personas de las que no se regresa.   Está claro que a quien más fallamos es a nosotros mismos. Nos mentimos, procrastinamos, no nos cuidamos, no soportamos la soledad, nos invaden pensamientos obsesivos, no comemos bien, no hacemos ejercicio... y la lista sigue. Cuando era niña, vivía en un lugar que me parecía maravilloso, cerca del río, y tenía un gran amigo: un enorme samán. Disfrutaba del río, de mis momentos de juego en soledad y de regresar justo antes de que anocheciera, cuando comenzaba esa sensación de que alguien te observaba. No tenía más responsabilidades que jugar, hacer tareas y limpiar la casa. Esos eran mis compromisos de niña. Ahora, tengo muchos pendientes. Podría convertirme, sin querer, en un alma en pena, como esas que no cruzan a mejor vida porque no logran resolver sus asuntos terrenales. Podríamos decir que caminamos por la vida como asuntos pendientes, mirando el celular en busca de videos que nos distraigan de lo desa...

Juguemos al juego de confiar

Volvamos al momento en que me dijiste: confía en mí. Confiar en el otro es lanzarte sin paracaídas . Es un acto de fe, de otorgarle a alguien la capacidad de conocer tus secretos, de expresarte cómo te sientes, o simplemente dejarte ver con todos tus errores, sin temor a ser juzgado. No juzgar es algo muy difícil. Emitir un juicio de valor cuando alguien en quien confías rompe alguna norma que tienes sobre la confianza, el amor, el respeto o la amistad puede ser inevitable. Para cada persona, estas palabras —amor, respeto, amistad— tienen significados distintos. Cada quien les otorga valor según su experiencia. Como dice la frase: "Cada ser es lo que hace con lo que hicieron de él". Y ahí surge una maraña de emociones y contradicciones, porque la realidad de uno nunca es igual a la de otro. En fin, no quiero sobrepensar este tema ni irme por las ramas. Lo que busco es escribir para resistir esos momentos en los que la vida no tiene sentido. Hay cosas que se quedan contigo, si...