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El buen ejemplo


Hace unos meses que mi sobrina está haciendo dieta. 

Ella cumplió 7 años en enero.

Es difícil hacer dieta para nosotros los adultos me pongo en su lugar y  me pregunto, 

¡Cómo es posible que no nos diéramos cuenta de que estaba subiendo de peso?

Claro, puede que las señales estuvieran ahí, desde pequeña ella tenía un apetito feroz, y feroz me refiero que no dejaba nada en el plato, su hermano que tiene 8 años a veces dejaba comida, pero ella se terminaba todo y  arrasaba con la comida que dejaba su hermano. Nosotros solo decíamos en coro medio cojudo "aaaawwww, qué linda se ve comiendo".

No es que comiera  más dulces que su hermano, no es que se le diera más comida a propósito, ella solo terminaba de comer después de lamer el plato. No sé dónde lo aprendió, es más, mi mamá  nos contó que mi sobrina cierra sus ojos cada vez que prueba algo, como si así, los sabores fueran más intensos. Yo la vi haciendo una vez eso, y me dije

 !Pero queeee liiiindaaaaaa!! casi me deshago de ternura como azúcar en agua, viéndola. En efecto ella cerraba sus ojos y comía despacio, lento para que los sabores recorran todo su paladar. 

Cómo es posible que a una niña de 7 años le tocara hacer dieta, comer menos, comer con restricciones.  

El proceso fue este, se empezó con todas las cosas que le compraban para su lunch, todo debía ser menos dulce, más sanas. Otras de las cosas fue que ella no coma más que su porción y en la tarde debía comer más frutas y beber más agua todo el día.

No puede tomar jugos, debe comer menos arroz y todo con menos sal. Evitar colas, caramelos, chocolates, todo lo que un niño le fascina.  Lo bueno de esto es que mi sobrina colabora.

La doctora le dijo que debe comer sano, entonces no solo ella empezó a hacer dieta en la casa, sino todos. 

El hecho de que mi sobrina cerrara los ojos al comer, fue un tema de conversación que llevaba de vez en cuando con mis amigos, una vez le comenté a dos amigas, una de ellas es nutricionista, la que me contó que ella también diagnosticó a una niña con sobrepeso, pero que, en una de las citas, la mamá de la niña le exigía a la nutricionista que le haga entender a su hija que la de la dieta es ella y no su mamá. Mi amiga le dijo que debe ayudarla y si ella no come dulce lo mejor es que ella (la mamá) tampoco, y que la próxima vez que venga y no haya bajado de peso, que no pensaba atenderla, mi amiga me cuenta que nunca más volvieron y ella no sabe qué será de la niña. 

Mi otra amiga me dijo que ella ve esos cuadros familiares en todas partes. Nos contó que una vez, mientras hacía compras en el supermercado ella vio toda una familia con sobrepeso, la mamá, el papá el hijo mayor y el hijo menor. En una de esas el menor le pide un poco de cola que estaba tomando la mamá, ella le dice que no, que él está haciendo dieta, el niño se pone muy triste, pero en un momento de descuido el padre le ofrece un poco de cola a escondidas de la madre, el niño se siente feliz y la vida continua. Es así me dice mi amiga, es un circulo literal, de vicio. 

Ahora mi sobrina lleva más de un mes en dieta, está bajando y está feliz. Claro, todo gracias a la ayuda de la familia, ella repite que no come menos, sino que come sano.



Yo creo que se debe romper la idea concebida que hacer dieta es un proceso duro y difícil, creo que más que esforzarse en dietas, comer menos, hacer más ejercicio, se deba pensar en comer sano. Lo demás puedes aplicarlo, pero que no sea una tortura, comer sano ayuda mucho. Busca información confiable y prueba los métodos más saludables. Mi sobrina lo está haciendo y ese es el mejor ejemplo que puedo mostrar.  



En el último sondeo realizado por la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) y publicada entre 2014 y 2015, se informa que en Ecuador el 29,9 % de niños entre 5 a 11 años tienen sobrepeso y obesidad. Esta dato incrementa al 62,8 % en adultos (de 19 a 59 años).

Para el año 2025, el número de lactantes y niños con sobrepeso aumentará a 70 millones.





(ilustración Alexis Solis) 


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