Diario de una heterosexual (a mi amiga Annie)




Recuerdo una conversación hace años con un gran amigo que me enseñó lo indispensable de la vida: La comedia. E
l remedio para todo, me dice  es reirse de uno mismo y de todos, que igual, no vamos a salir vivos. 
Un día le advertí como cosa indispensable, dejar claro todo con su novia, mujer, o amante respecto a mí, ya que estaba cansada que fuese yo, la causante de causar celos, como si yo fuera la gran "güevada". y le dije.- Mira loco, no es que me quiero hacer la rica ni mucho menos, tú sabes que yo no sirvo para eso, pero de una le vas diciendo a tu novia que a mí, no me interesas- Él solo se cagaba de la risa, aceptando mis tonterias.



En fin, no era esa la intención de escribir, sino sobre Annie, una amiga imaginaria. Mi amiga, es real, aunque sea imaginaria, no la puedes ver, pero tiene todo lo que otras tienen. Unos ojos grandes y una boca del mismo tamaño, rojos para ser exactos. Una cara redonda, pero de perfil se la ve alargada, cabello largo al igual que sus piernas, delgada y muy carismática. Así como la describo de ley que suena bien, pero como les dije, no la pueden ver. En su momento es odiosa, a veces vanidosa. Pero no la puedes ver. Tiene un montón de defectos. Por decir, un día que yo quería salir a beber con unos amigos se hizo la enferma. Me dijo que se sentía mal y que la acompañara y me quedara en la casa. Mi defecto de sobre manera es compadecerme del otro, es un mal rollo en serio, me ha traído más discordias que armonías. Esa vez me quedé. 

Al rato se sintió mejor, la pasamos muy bien, pero me sentí mal al día siguiente cuando mis amigos me contaron lo genial que estuvo la salida. Me desanimé al escuchar a mis amigos expresarse tan bien de la noche que no asistí. ¿Pero si la pasé bien con Annie?  por qué me siento mal? No sabía aún la razón de mi malestar, luego empecé a recordar detalles sobre Annie. Todo el día estuvo bien pero cuando tenía que salir se sintió enferma, luego se sintió mejor. ¿A caso solo fingió estar enferma para hacerme quedar en casa? Pero, ¿por qué haría algo así?  por qué tomó aquella postura si sabía que quería salir con mis amigos?
Sentí mucho enojo con ella. Pensé que cuando llegara a casa le iba a decir todo lo que hasta ese momento sentía y que había descubierto. 
Cuando llegué caminé por el patio y cuando iba hacia la puerta de mi casa, esta, se encontraba un poco abierta. Llamé a Annie, pero nadie me contestó, grité su nombre con más fuerza, pero solo un flácido eco me respondió. 
Cuando decidí entrar en mi habitación quedé inmóvil al verme reflejada en muchos espejos. ¿Pero qué hacen tantos espejos en mi cuarto?  Quién los puso ahí? 
Mi cara asumo yo, era de incertidumbre. Es que era impresionante verme a mí mismo reflejada en muchos espejos y ver mi expresión multiplicada. Me paralicé. En ese momento me puse a analizar el aspecto de mi rostro, nuca me había visto tantas veces y al mismo tiempo. Miré todos mis reflejos, pero no lograba reconocerme. 
No entendía qué estaba pasando. 
Suavicé mi rostro y dejé de fruncir el ceño y apretar mis labios. 
Mis músculos se relajaron y mi rostro no tuvo expresión. Abrí mi boca para saber si en verdad era yo la del espejo, este, como es obvio hizo lo mismo, me moví para un lado y para el otro y mi reflejo me seguía. 
¿Dónde estaba mi amiga?  quién puso tantos espejos en mi casa?
 Era mi reflejo o era yo en otro mundo paralelo?  ¿Es acaso a mí misma que tenía que reclamarme? Es un auto sabotaje?  existe esa palabra? ¿se lo puede llegar a hacer? Pero, ¿cómo?

No pude con tantos retratos míos. Abandoné mi casa y salí hacía ningún lado. Corrí hasta donde mi aliento me lo permitió y ahí me tranquilicé. Pensé en lo extraño que fue todo. Pensé en mi amiga, pensé en mis amigos, pero cuando pensé en mí mismo, no logré comprender nada. Acaso ese es el problema. ¿No me conozco?  cuando me puedo llegar a conocer? ¿Por qué me es más fácil hablar de otros que de mi mismo? Tantas preguntas y ninguna respuesta. Decidí caminar. Mucho. Durante horas no pensé en nada. Solo caminaba y caminaba. Creo que desde ese día empecé un largo camino, el camino que debí tomar hace muchos años.
Conocerme.
Desde ese entonces no he vuelto a ver a Annie, a veces la extraño, pero uno siempre extraña lo que no disfrutó al máximo. Estamos en pequeños pedacitos en el mundo. No logramos comprender lo que nos sucede porque no nos conocemos.
Nos buscamos en el otro y eso siempre en una búsqueda perdida.
Nos miramos en el espejo para reconocernos, pero lo que vemos ya hace mucho que no somos nosotros, no soy yo, no eres tú, no es nadie. 



















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