Don Pepe muestra algunos peces que están en la fotografía.
Si vas a Crucita y miras el horizonte, puede que te encuentres con un punto que se mueve al ritmo del vaivén de las olas. Puede que achiques tus ojos para tratar de reconocer qué o quién será aquel punto o puede que tengas una gran imaginación y pienses que ese punto sea una peca del mar o del cielo.
Puede que pienses tantas cosas, hasta llegar de nuevo al punto.
Pero ese no es el punto.
Te cuento algo, puede que ese punto no sea un simple punto, puede que por extraña coincidencia sea Don Pepe, un hombre que a sus 80 años aún rema en su canoa para realizar la pesca artesanal.
Pero déjame que te cuente un poco más. La distancia para que una persona y su canoa se hagan un punto en el mar, es 1 milla, así lo explicó Julio, el hijo de Don Pepe que también trabaja en el mar.
Don Pepe cuando conversa no tiene mucho contacto visual pero no miente, quizás por su edad no sea exacto con lo que dice, pero no miente.
Él cuenta que de vez en cuando viaja en lancha, pero prefiere remar. A una amiga le dijo que eso de las lanchas ahuyentan a los peces, que mejor es hacerlo en silencio, escuchar el mar y lanzar la red justo cuando haya más que solo sonidos de olas.
Desde que tenía 6 años está acompañado del remo. Muchas veces por sus cortos brazos y su fuerza de niño no podía moverlos, pero como en el bote habían persona adultas, el pequeño sentía que el bote se movía y era feliz. Me lo imagino así.
Don Pepe tiene 6 hijos y 14 nietos. Él dice que todos sus nietos se entristecen sino los llevan al mar. Lo cuenta muy animado, quizás porque le da esperanzas de que su familia siga tocando el agua salada, no de la misma forma, con remos, pero sí con la misma emoción.
El 2 de agosto cumplirá 81 años. El 2 de agosto va hacer una fiesta para seguir en el mar, que sepan que un hombre de ya 81 años sigue remando en el océano, en el mismo océano de hace tanto tiempo atrás.