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No soy una buena amiga

A veces tengo miedo de despertar...

Lo único que tengo claro es el título de este escrito. El fondo lo voy descubriendo mientras recuerdo lo que detonó esta necesidad de escribir. Es una sensación de estar perdida, de echar un vistazo al pasado mientras converso con una amiga. Es mirar atrás mientras alguien te habla del presente.

Hay cosas que, creo, no decimos abiertamente. Cosas oscuras que cada quien guarda para sí. Puede ser algo tan simple como haberte robado un chupete de niño, o tan inquietante como imaginar la sensación de apretar el cuello que se siente como plastilina de alguien, sentir ese impulso y no parar. Pero calma, no es algo que haya sentido; lo admito, me divierte ficcionar realidades.

Sin embargo, cuando uno echa un vistazo al pasado, puede estar todo bien... hasta que no lo está. A veces, despiertas en mitad de la noche y los detalles del pasado se cuelan en tu mente. No es bonito. Recuerdas cosas que dijiste, cosas que hiciste, y te retuerces en el pegajoso recuerdo, atrapada. Te sumerges en la brea de los errores, y de pronto, ¡pam! Te conviertes en alguien que piensa que es perversa, mala, con intenciones oscuras.

Sé que todo esto suena trágico, pero por suerte, a veces simplemente me dejo llevar. A veces siento que no soy del todo yo quien escribe. He releído textos míos y los he borrado porque son crueles, crudos, tanto que hasta yo me horrorizo. Les voy a contar algo que nunca he confesado: tengo una voz que me habla.

No es una voz que me dice qué hacer, sino que me da instrucciones, como rutas en bici, dónde comer o a qué hora salir. Una vez decidí ignorarla. Fui por la ruta habitual y casi me impacta una moto. Un señor abrió la puerta de su carro justo a tiempo y frené, pero en mi mente resonó un claro "te lo dije". A veces siento que esta voz me controla más de lo que me gustaría.

He aprendido a ponerle horarios. Cuando estoy trabajando, no me habla, pero cuando estoy sola, comienza sin parar. Ahí es cuando llegan los dolores de cabeza. Por eso he decidido establecer límites: horarios más cortos para escucharla y, a veces, permito que hable mientras escribo. Muchas veces solo me dice cómo se siente, algunas veces me habla en los sueños, preocupa que hable y no me de cuenta. Como ahora, solo quiere hablar a través de mí.Quiere que lo conozcas, que le preguntes cosas. Quiere que sepas que existe, que quizás sea quien, en este momento, esté escribiendo esto.

 

fuente: pinterest

 

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