Ir al contenido principal

Violeta, todo se trata de resistir

Violeta es esquizofrénica por convicción, no es que se haga la loca, no no, para nada, ella es muy cuerda y sobre todo genuina, sí, genuina, "oriyinal, oriyinal", la propia dirían por ahí. 
Ella es esquizofrénica sin enfermedad alguna. Si hablamos que esta enfermedad  conlleva la  alteración de la personalidad, alucinaciones y perdida del contacto con la realidad, pues sí, está muy enferma.   Su personalidad es fuerte, pero por dentro es como un manjar, no la he saboreado, porque no pruebo de esa forma a mis amigas, es un manjar que sabes que lo es, porque también se la ve muy dulce, cómo puedes ver el dulce sin probarlo y saber que es dulce? pues ahí es donde entra la alucinación. Se puede ver los sabores que lleva por dentro, la bondad, la honestidad y sobre todo la ternura. Ella alucina todo el tiempo, hace proyectos que puedan cambiar por un momento al mundo, y sobre todo y los más importante, los ejecuta. Y el último síntoma, es que pierde el contacto con la realidad, se va por caminos coloridos y escarba todo lo que la sociedad le dice que está correcto, por si a caso se equivocan, y vaya que se equivocan.
Violeta es muy transparente al hablar, y todo lo hace con sentido, me refiero a que lo siente, si habla de venganza, ella frunce el ceño, si habla de algo que le gusta mucho le brillan los ojos y si es alguna mentira, pues se le nota en su risa nerviosa, pero esa, la de mentir lo sabe hacer mejor. 
Una tarde sentadas en el sofá de su sala, a una temperatura exacta como para beber una limonada con mas hielo que limón, ella estiró sus manos al aire, era como una desperezada con cierto remordimiento, como que si al dejar de sentir el alivio que solo te produce el descargo de aquella energía acumulada, iba a volver a una realidad temida. Me miró y como mintiéndome comenzó a reírse tristemente: 

—Yo sufro porque no tengo amigos, porque no tengo amor de pareja y porque no tengo comprensión en mi familia... Sufro porque me falta más amor...

— Hay escasez de todo ultimamnnete, le dije
Ella aún mirando al techo, siguió hablando sin hacerme mucho caso:
La gente me dice, sale, viaja, conoce otros lugares, asiste a eventos, ve al cine, a conciertos
Y sí, lo hago, es parte de mi vida y son cosas que siempre hago sola. Por lo general la gente hace esto cuando ha 

terminado una relación y quiere distraerse. En cambio yo, suelo hacer esto como rutina, y ahora, lo que me gustaría es compartir esas cosas que hago sola, con alguien más.

Pero se ha vuelto tan parte de mi, que quiero compartirlo con alguien, y creo que yo mismo no me dejo, no le veo otra lógica, por la que aún nadie aparece en mi vida y se queda mas de un mes, y los que se quedan por unos días más, están confundidos o podridos. Yo soy manzana que está podrida, no quiero más de lo mismo.
—La felicidad es real cuando es compartida, pienso pero no lo digo. Es que la verdad no sé qué responderle, le digo que no soy buena para aconsejar y mucho menos no entiendo qué siente en sí, me siento torpe con mis palabras y lleva el silencio.



























—Creo que es más bien, lo que siento es ausencia del amor.

—Pero has sentido alguna vez el amor?
—Sí, cuando seguía medicina mi mamá me amaba más, cuando dejé esa carrera por el arte, nunca volví a ver ese brillo en sus ojos cuando pronunciaba mi nombre. Cuando eduardo dio  amor, mi amor a otra, me destrozó. Ser desleal es más doloroso que ser infiel.
—Entonces si has sentido el amor, pero desde que haces lo que te gusta, ya no lo has tenido?
—No se, tengo amor en las cosas que hago, pero mis pinturas y fotografías no se salen de los cuadros para abrazarme. Quiero amor.
— Quieres? Querer es apropiarse, y creo que no se debe exigir algo tan natural.
—Espero que llegue? por cuánto? estoy cansada de esperar.
—Uno no se cansa de esperar, le dije. De lo que uno se cansa es de intentarlo. Pero si no lo intentas, no vas a lograr nada. Solo hay que divertirse mientras lo haces.
Esperé que ella me dijera algo, el silencio se volvió espeso, ella se levantó, desconectó su cámara fotográfica que había dejado en hora del almuerzo y salió.
No se a donde se dirigió, quizás a tomar fotos a pensar en una nueva edición de algún fanzine, o solo a caminar. Pero antes de irse vi su rostro, aquel rostro que no miente, aquel rostro en el que se puede ver sus ideas. Todo en ella me decía que tenía un proyecto, su proyecto puede ser el amor. Les dije, ella hace proyectos que puedan cambiar por un momento al mundo, y sobre todo y los más importante, que todo proyecto, Violeta lo ejecuta.


Entradas populares de este blog

Para ti de mi

Hay lugares a los que uno no vuelve, y personas de las que no se regresa.   Está claro que a quien más fallamos es a nosotros mismos. Nos mentimos, procrastinamos, no nos cuidamos, no soportamos la soledad, nos invaden pensamientos obsesivos, no comemos bien, no hacemos ejercicio... y la lista sigue. Cuando era niña, vivía en un lugar que me parecía maravilloso, cerca del río, y tenía un gran amigo: un enorme samán. Disfrutaba del río, de mis momentos de juego en soledad y de regresar justo antes de que anocheciera, cuando comenzaba esa sensación de que alguien te observaba. No tenía más responsabilidades que jugar, hacer tareas y limpiar la casa. Esos eran mis compromisos de niña. Ahora, tengo muchos pendientes. Podría convertirme, sin querer, en un alma en pena, como esas que no cruzan a mejor vida porque no logran resolver sus asuntos terrenales. Podríamos decir que caminamos por la vida como asuntos pendientes, mirando el celular en busca de videos que nos distraigan de lo desa...

Juguemos al juego de confiar

Volvamos al momento en que me dijiste: confía en mí. Confiar en el otro es lanzarte sin paracaídas . Es un acto de fe, de otorgarle a alguien la capacidad de conocer tus secretos, de expresarte cómo te sientes, o simplemente dejarte ver con todos tus errores, sin temor a ser juzgado. No juzgar es algo muy difícil. Emitir un juicio de valor cuando alguien en quien confías rompe alguna norma que tienes sobre la confianza, el amor, el respeto o la amistad puede ser inevitable. Para cada persona, estas palabras —amor, respeto, amistad— tienen significados distintos. Cada quien les otorga valor según su experiencia. Como dice la frase: "Cada ser es lo que hace con lo que hicieron de él". Y ahí surge una maraña de emociones y contradicciones, porque la realidad de uno nunca es igual a la de otro. En fin, no quiero sobrepensar este tema ni irme por las ramas. Lo que busco es escribir para resistir esos momentos en los que la vida no tiene sentido. Hay cosas que se quedan contigo, si...

Estamos

Estamos destinados a la tristeza, y lo asumo con mucha alegría. Había estado bebiendo, como siempre, sola en mi casa. En ese punto ya me preguntaba si era alcohólica o simplemente infeliz. Me desvié por la infelicidad; creo que es un estado del que cuesta salir. Estaba cansada de tener siempre cosas fugaces en mi vida, como si eso fuera mi única victoria. Estuve un rato observando a una pequeña hormiga tratando de cargar una croqueta tres veces mayor que su cuerpo. Lo logró. Y me pregunté: ¿por qué tienen tanta determinación? Me serví la última copa de mi segunda botella. Malbec, mi uva favorita. Sigo pensando en mi vida mientras la comparo con la hormiga. En mi inmensa humanidad, me gustaría ser tan diminuta como ella… y no solo sentirme así. Estaba por irme a dormir cuando sonó el teléfono. Era Diana, llamando desde España. Eso significaba que salía de una fiesta, porque ya debía ser madrugada allá. Dejé sonar. No contesté. Insistió.  — Hola —Alo, mi amor… pero qué bella voz. No ...