Ir al contenido principal

Mi amiga, cola de pez.




Amiga, cola de pez. 
Escuché decir esto a una amiga:
"Me encanta, me mueve la cola de pez" yo abrí mis ojos y me encogí de hombros al no entender a qué se refería. Enseguida, habló más de una hora del chico que le gusta. Ella lo describía como algo tan interesante y sexy que hasta yo quería enterarme un poco más de la vida y de su gusto viviente. Me enseñó una foto y ualá, pasó, lo que siempre pasa en este punto, y es que el tipo no es que sea taaaan guapo. Bueno no lo es, la verdad. Quizás, si miras la foto de lejos y achinas un poco tus ojos, puedes encontrarle el gustito. Pero bueno ese tampoco es el asunto, porque a mi amiga, la tenía flotando en la séptima nube. Nadando debajo del mar. Moviendo su colita de pez.
Hablaba de él como si lo conociera, claro, nunca han cruzado palabras más que un hola y un ¿cómo te va?, acto seguido  se dejan de ver. 
Lo que ella me cuenta es incomprensible, me dice que le gusta hace más de ocho años. Puedes creerlo, ¡ocho años! Eso es mucho, y además nunca le ha podido decir nada. Teme acercarse y no entablar una conversación decente, o que simplemente no le guste a él. 
Bueno, mi amiga se llena de ideas fantasmales de una cita fracasada.  Luego empieza a contar, lo helada que se pone su cuerpo cuando lo mira, o se acerca un poco a él (una persona de distancia) 
Si fuera por ella ni se le acercara, ni le coqueteara, ni le dijera nada, ¡pero es nada!! 
Que rollo mi amiga, y no es que, por ser mi amiga, digo que la man sea guapa, porque sí lo es. Pero muy insegura. Eso si no hay nada qué hacer.
Mi amiga se dedica a escribir cuentos para niños. En su tiempo libre la pasa en una escuela cerca de la playa, al sur de Manabí. Le gusta, les lee cuentos a los niños. Los niños siempre están en otra dimensión. Ahí es donde ella saca personajes fantásticos e historias que luego escribe y los convierte en cuentos para niños. Tiene un libro que lo quiere terminar este año, se trata de un Ninja Oscuro, que tiene habilidades, claramente ninjas, pero que necesita estar en la oscuridad para entender el mal y combatirlo mejor; loco no!, eso le dijo un niño de seis años, quien construye sus muñecos con legos. A mi amiga la conocí cuando escribió su primer cuento, 15 años atrás... Su cuento se trataba de una sirena que le gustaba su cola de pez, la sirena bailaba y recorría muchos lugares debajo del océano y tenía un amigo mantaraya, que se llamaba Tara, juntos iban a buscar lugares de colores y se enfrentaban al monstruo de las tinieblas, un pez enorme y con una especia de linterna en su frente. Uno de sus aventuras el malvado pez le cortó la cola la sirena, ella se mantuvo quieta por un instante y su amigo Tara lo estaba asistiendo para que no se desmaye, pero se fue. Murió. Murió la sirena. Su cuento fue algo poco sutil, para ser un cuento para niños, pero ella lo escribió. Me dijo que no siempre los buenos ganan. Y la muerte no es el final. Mi amiga me dice que la sirena ahora está bailando con su cola de pez allá en el espacio. No lo escribió pero siempre me dice eso. Somos amigas desde ese cuento. Por eso ella es mi miga cola de pez.
Bueno, eso, mi amiga escribe cuentos para niños y esta como adolecente pendiente de un tipo que, hasta ahora no sabe si por lo menos la tomará en cuenta. 
No quiero decir que el man sea feo, sí, como lo dije al principio, pero digamos que tiene un "no se qué".
Todos sabemos que, lo importante son los sentimientos y toda esa mierda que  aprendes desde pequeño, pero que todas son patrañas, porque todos mentimos y no somos sinceros ni cono nosotros mismos (cálmate) Me calmo.
Bueno, el man es baterista, pero no es que se dedique profesionalmente, no se puede hacer eso en este país sin tener otro trabajo. El man escribe, pero no, tampoco vive de eso, porque nadie vive solo de eso en este país. El man tiene plata, es lo que puedo deducir. Pero no es que sea un bueno para nada, solo que ella no sabe, mucho de su vida. (porque les recuerdo que nunca han entablado una conversación) y sí, también se puede enterar por otras partes de qué carajo vive, pero tampoco quiere, porque mi amiga es tan tímida que piensa que, si pregunta por él, todos van a deducir que le gusta, por preguntar. En fin, es su problema, tampoco es que quiero desconstruir la imagen de semi dios, que le ha hecho al tipo. Aunque déjame decirlo, a veces mi amiga se pone algo distinta. Mira al techo como a un punto imaginario y empieza su discurso, me describe al que le gusta, justo cuando está tocando la batería. 
Me cuenta que ella lo ve sentado, mirando los platillos y acomodándose para tocar. Mira las baquetas, se pierde un poco, regresa y empieza a tocar. Todo queda en silencio y solo se escucha la batería y a él, como si tuviera música. Su tez blanca empieza a ruborizarse por el esfuerzo y la coordinación perfecta. Piernas, brazos, cabeza todo se está moviendo a ritmo. La cabeza de ella golpea en el aire a la misma dirección que la de él. Empieza a sudar, y se empapa su camisa en seguida de sudor. Bebe agua sin que el ritmo se ausente. Lo mira y se imagina acercándose, se pone enfrente, abre sus piernas y se siente sobre él, lo besa y él empieza a tocar, con los ojos cerras y sin sacar su lengua de la boca de ella, da golpes suaves que poco a poco van aumentando. Mi amiga se detiene en su discurso, cierra los ojos y se muerde los labios. Los abre y me mira, me encantaría hacerle eso, me dice, pero apenas puedo decirle que me encanta, porque me encanta, confiesa. 
Yo ya estoy cansada de decirle que le escriba, que le diga algo, ¡qué puede perder! Enamorada no está. 
Bueno, hace dos semanas me ha dicho que le ha enviado un mensaje a su Facebook. 
Qué decía le pregunto.
-Me encantas, me dijo
Hoy me ha pedido que entre a su cuenta y que vea si le respondió, pero que no le diga nada a ella y que borre el mensaje. (esto porque le da miedo saber que, si le respondió, haya sido un Gracias) 
No sé si decirle que no le respondió, que el mensaje estaba abierto y que él ya sabía que había alguien le estaba encantada por él. Pero no importa porque al man no le importa. 
Bueno, al final le conté a mi amiga. No siempre hay finales felices, le recordé. Ella se puso triste pero en seguida levantó su rostro y me dijo: creo que puedo seguir moviendo mi cola de pez en otro mar, que no esté en calma.

Ilustración: Gemma Capdevila

Entradas populares de este blog

Salí nadando

 Manabí, Ecuador   “Siempre que visites un mar, debes preguntar si se puede nadar en él”. Alguien me dijo eso como conocimiento básico de la vida, uno que no tenía, pero que ahora tengo después de que casi me llevara el mar de San Lorenzo. Cinco amigas de paseo, una de ellas extranjera, Kate. La conversación en el automóvil nos reveló que en su país de origen, Kate era una excelente nadadora; cruzaba los caudalosos ríos de su estado como algo común. Yo, en cambio, había aprendido a nadar por los consejos de mi hermano menor o por lo que yo misma me había enseñado en las piscinas de complejos deportivos. El mar para mí no estaba a la vuelta de la esquina como sí lo estaba para mi mejor amiga Clara, quien me había invitado a este paseo. El mar siempre se veía como un dios, como una diosa, poderoso, imponente. Decidimos entrar al agua Kate y yo. La playa estaba casi vacía, lo atribuimos a que era un día entre semana, nada que nos llamara la atención. Nos internamos gozosas de sen...

Para ti de mi

Hay lugares a los que uno no vuelve, y personas de las que no se regresa.   Está claro que a quien más fallamos es a nosotros mismos. Nos mentimos, procrastinamos, no nos cuidamos, no soportamos la soledad, nos invaden pensamientos obsesivos, no comemos bien, no hacemos ejercicio... y la lista sigue. Cuando era niña, vivía en un lugar que me parecía maravilloso, cerca del río, y tenía un gran amigo: un enorme samán. Disfrutaba del río, de mis momentos de juego en soledad y de regresar justo antes de que anocheciera, cuando comenzaba esa sensación de que alguien te observaba. No tenía más responsabilidades que jugar, hacer tareas y limpiar la casa. Esos eran mis compromisos de niña. Ahora, tengo muchos pendientes. Podría convertirme, sin querer, en un alma en pena, como esas que no cruzan a mejor vida porque no logran resolver sus asuntos terrenales. Podríamos decir que caminamos por la vida como asuntos pendientes, mirando el celular en busca de videos que nos distraigan de lo desa...

Juguemos al juego de confiar

Volvamos al momento en que me dijiste: confía en mí. Confiar en el otro es lanzarte sin paracaídas . Es un acto de fe, de otorgarle a alguien la capacidad de conocer tus secretos, de expresarte cómo te sientes, o simplemente dejarte ver con todos tus errores, sin temor a ser juzgado. No juzgar es algo muy difícil. Emitir un juicio de valor cuando alguien en quien confías rompe alguna norma que tienes sobre la confianza, el amor, el respeto o la amistad puede ser inevitable. Para cada persona, estas palabras —amor, respeto, amistad— tienen significados distintos. Cada quien les otorga valor según su experiencia. Como dice la frase: "Cada ser es lo que hace con lo que hicieron de él". Y ahí surge una maraña de emociones y contradicciones, porque la realidad de uno nunca es igual a la de otro. En fin, no quiero sobrepensar este tema ni irme por las ramas. Lo que busco es escribir para resistir esos momentos en los que la vida no tiene sentido. Hay cosas que se quedan contigo, si...