Lo que sé por la madrugada de mí, es lo que sueño antes de despertarme.
Abro mis ojos y estás. Los cierro y también estás. Pero cuando quiero abrazarte es cuando me despierto.
Cuando sueño contigo, siempre me acuerdo de tu sala y olor a tierra mojada. Pero estos dos días que te he visto en mi cabeza, no he visto tu sala ni tampoco he olido la tierra.
¿Dónde descansan los recuerdos cuando no se los piensa?
Al final es lo mismo que veo. Tu rostro en primer plano y tu boca, tu boca que se mueve con un mensaje espeso que no puedo descifrar, no tienes voz, pero entiendo, que debo leer tus labios, que tienes un mensaje.
No eres un fantasma, porque no siento miedo, pero qué es sentir miedo en el mundo onírico, sino es más que un sentimiento extraño, indómito, desconocido. Yo no sentía nada de eso, sentía amor, calidez, esperanza.
Te extraño. Lo he pensado tantas veces, pero no puedo aceptarlo, no puedo porque cuando me dejaste, lo hiciste por ella, por esa mujer piel morena de cabello largo que te hacía tan feliz antes de mí. Yo con mis pecas que me marcan lo contrario de lo que es ella, me condeno al verme en el espejo y no aceptar que ahora estoy sin ti. Me gustaría haber sido ella, la elegida, la que besas por las noches, con la que duermes con las luces encendidas.
Pero no soy, mi piel clara me condena a recordarlo, mis ojos grandes y tristes miran con los ojos cerrados la ventana del sueño en donde solo te puedo ver, pero no tocar. No fui yo a quien escogiste, pero sin embargo te sueño. Siento que me extrañas, pero no, porque los sueños no se tratan del otro, sino de uno, de lo que nos pasa por dentro, de lo que se ama, de lo que se odia, de lo que se pierde. Detesto sentir esto, estar en el sueño y la realidad. Quiero despertarme o seguir durmiendo y no estar en ese vaivén de abrir mis ojos y no saber en dónde estoy.
Ha pasado tanto desde que te vi por última vez. El tiempo no debe existir cuando se extraña a alguien, no debe existir ni raspar tantas veces en el mismo lugar.
Te extraño. No puedo sentir de otra manera tu ausencia.
Esta noche no puedo dormir, aunque te extraño, siento que es un sueño, una pesadilla que quiere hacerme despertar de una vez por todas y poder leer tus labios con el mensaje espeso que en el fondo sé lo que me dice:
-Despierta mi amor, que se nos hace tarde.
Ilustración: Mónica Barengo