Ir al contenido principal

El sueño del otro

Lo que nos pasó es esto que nos está pasando, lo que nunca nos iba a pasar. Es como si nuestra infancia hubiese sido un sueño y nosotros despertáramos de ese sueño todos los días. Cultura B




Es solo un sueño me digo. No fui de esas niñas que quiso ser grande, pero si fui de esas que se preguntó, qué significaba tener responsabilidades? Qué era eso que siempre mamá decía cuando se enojaba. " tú no tienes responsabilidades aún" ahora, creo que lo entiendo. No es culpa de mamá, ella quiso de cierto modo hacerme entender, algo que solo el tiempo me podía enseñar. Y es con esto que me pregunto, cuánto tiempo gastan los padres en explicarles a sus hijos lo dura que es la vida. (?) Yo creo que demasiado. 

Una vez soñé que me estaba cayendo constantemente en un pozo, al parecer sin fin, caía y caía y me desperté en el sueño de alguien más, creo que caí muy al fondo porque el sueño en el que me encontraba no me pertenecía, pero no fue mi culpa, así que decidí incursionar. Me tomo cierto tiempo el saber qué carajos estaba soñando este tipo, pero luego visualicé un edificio grande y un hombre sentado en un escritorio, estaba estresado y con ganas de lanzarse por la ventana, yo no sé cómo pero podía sentir lo que sentía ese pobre hombre, así que subí para tratar de convencerlo de no lanzarse, no quería estar en una pesadilla que no fuese la mía. Subí. Como el tiempo es  relativo y más en los sueños, estuve allá arriba en dos segundos. Él estaba con la cabeza agachada y  con sus manos lograba sostenerla.
-Oye, ni pienses que te vas a lanzar por esa ventana, qué te sucede?- pregunté casi gritando. Él ni si quiera alzó la mirada, y me contesto con el eco de su boca golpeando la mesa.
- A caso no lo ves, en la vida real soy lo que ves y ahora lo mismo en el sueño, no tengo espacio en mi cabeza para el descanso, ya me he lanzado por esa ventana esperando a que cambie el sueño y nada.
-Espera, sabes que estas soñando?
-Claro, que acaso tu no sabes que estas soñando?
-Sí, lo sé, pero pensé que yo...
-Que eras la única que podías saberlo? _me interrumpió, dio un suspiro y su boca tomó un desvío burlesco. -Todos podemos saber que estamos soñando, solo que al despertar no lo recordamos.
-Y entonces porque te pesa no soñar otra cosa, si igual no lo vas a recordar?.
-Sí, no lo hacemos, no recordamos que podemos hacer cosas soñando ni mucho menos lo genial que podemos volver el sueño, pero la sensación de un buen o mal sueño la llevas cuando despiertas, aunque no lo recuerdes. Cuando sientes que despiertas con energía y en el día suceden cosas agradables es porque has soñado cosas geniales. No has escuchado a veces la expresión 'levantarse con el pie izquierdo', pero en mi caso ya no siento que sueño, no siente nada, yo, el que se despierta no siente nada, es un robot de la sociedad y solo cuando duermo puedo verme a mi y a mis emociones. Estoy atrapado en mí mismo, si lo entiendes?. Me calmé y pensé entonces que yo no recuerdo muchas veces el sueño, pero siempre siento que soñé algo y guardo una sensación.
-Pero entonces,  respondí, -puedo viajar a cualquier sueño y hablar con alguien que me guste e inducirlo a que me busque?
-Ja! respondió alzando su cabeza -Qué  básica eres, solo en eso puedes pensar? podemos ser el rey de este puto mundo y el de afuera, y solo en eso piensas?. Podemos hacer mucho, pero es casi imposible que lo recuerdes, es inútil, cuando llegas aquí quieres hacer todo, pero te ves a ti mismo luchando y solo tienes el deseo de ayudarte, otros como tú salen de su sueño, se vuelves viajeros, pero solo esperan poder despertar sabiendo de lo ocurrido. El problema es que allá afuera, nos enseñan a no dudar de lo que aprendes, pensamos que todo lo que nos dicen es cierto y no dudamos. Oye, dudar es la clave!!. 
La mayoría solo queremos sentir buena vibra, otros viajan de sueño en sueño para ayudar a los otros en sus sueños, he visto a cientos pasar por aquí y nadie me ha podido ayudar.
-Yo no se si pueda ayudarte, pero quiero intentarlo.
-Lo intentas para poder sentirte mejor cuando despiertes, respondió mal humorado.
-Puede ser pero recuerda que yo recién me entero que podemos conciencia de alguna forma. Aún no tengo las reglas bien claras de este juego onírico. Pero quiero ayudarte. Me puse manos a la obra y primero miré mi panorama, si esto era un sueño dentro del sueño de otro, pues podía crear cosas de alguna forma y ponerle una idea y que él la desarrollara después.
De un momento a otro el tipo sentado en la silla se fue hasta al fondo, como si estuviera en un túnel, no se si él o yo me estaba moviendo pero se desplazó hasta el fondo y desapareció. Mientras yo, estaba en la nada, de pronto miré hacia arriba y vi a lo lejos un agujero con una luz en el fondo, como si el pozo donde me caí, tuviera un inicio. La luz se acercaba de a poco y un sonido de teléfono se escuchaba  a lo lejos, ambos, la luz y el sonido iban aumentando su intensidad hasta que desperté.

 Le conté el sueño a una amiga, ella es profesora universitaria y solo le pareció buena historia, no pude trasmitirle mis emociones, la sensación de haber descubierto una oportunidad de ser felices, y que no la pueda  transmitir, me hunde. Decía el Argentino que en el sueño nos vemos a nosotros mismos y nos parece normal pero esto funciona solo en el sueño. Recuerdo todo de este sueño porque enseguida escribí cada detalle en un papel, sabía que mi memoria no era tan buena y que en pocos segundos lo olvidaría, por eso lo recuerdo muy bien. Pero no sé cómo transmitir mis emociones, esa sí sería la llave para la puerta que no puedo abrir, esa puerta de hierro que tienen los seres humanos por no asombrarse ya de nada.
Recordé también a mamá y su insistente frase, "Ustedes no saben lo que es tener responsabilidades" y lo comparo con mi sueño y mi poca capacidad de transmitir emociones de lo que soñé. Hay cosas que solo se pueden aprender cuando te sucede no cuando te lo cuentan.
 Estuve en el sueño del otro, y no se si salí, no sé si  ya estoy despierta o si me estoy viendo a mi misma sin poder hacer mas, que lanzarme de nuevo por la ventana.


Entradas populares de este blog

Salí nadando

 Manabí, Ecuador   “Siempre que visites un mar, debes preguntar si se puede nadar en él”. Alguien me dijo eso como conocimiento básico de la vida, uno que no tenía, pero que ahora tengo después de que casi me llevara el mar de San Lorenzo. Cinco amigas de paseo, una de ellas extranjera, Kate. La conversación en el automóvil nos reveló que en su país de origen, Kate era una excelente nadadora; cruzaba los caudalosos ríos de su estado como algo común. Yo, en cambio, había aprendido a nadar por los consejos de mi hermano menor o por lo que yo misma me había enseñado en las piscinas de complejos deportivos. El mar para mí no estaba a la vuelta de la esquina como sí lo estaba para mi mejor amiga Clara, quien me había invitado a este paseo. El mar siempre se veía como un dios, como una diosa, poderoso, imponente. Decidimos entrar al agua Kate y yo. La playa estaba casi vacía, lo atribuimos a que era un día entre semana, nada que nos llamara la atención. Nos internamos gozosas de sen...

Para ti de mi

Hay lugares a los que uno no vuelve, y personas de las que no se regresa.   Está claro que a quien más fallamos es a nosotros mismos. Nos mentimos, procrastinamos, no nos cuidamos, no soportamos la soledad, nos invaden pensamientos obsesivos, no comemos bien, no hacemos ejercicio... y la lista sigue. Cuando era niña, vivía en un lugar que me parecía maravilloso, cerca del río, y tenía un gran amigo: un enorme samán. Disfrutaba del río, de mis momentos de juego en soledad y de regresar justo antes de que anocheciera, cuando comenzaba esa sensación de que alguien te observaba. No tenía más responsabilidades que jugar, hacer tareas y limpiar la casa. Esos eran mis compromisos de niña. Ahora, tengo muchos pendientes. Podría convertirme, sin querer, en un alma en pena, como esas que no cruzan a mejor vida porque no logran resolver sus asuntos terrenales. Podríamos decir que caminamos por la vida como asuntos pendientes, mirando el celular en busca de videos que nos distraigan de lo desa...

Juguemos al juego de confiar

Volvamos al momento en que me dijiste: confía en mí. Confiar en el otro es lanzarte sin paracaídas . Es un acto de fe, de otorgarle a alguien la capacidad de conocer tus secretos, de expresarte cómo te sientes, o simplemente dejarte ver con todos tus errores, sin temor a ser juzgado. No juzgar es algo muy difícil. Emitir un juicio de valor cuando alguien en quien confías rompe alguna norma que tienes sobre la confianza, el amor, el respeto o la amistad puede ser inevitable. Para cada persona, estas palabras —amor, respeto, amistad— tienen significados distintos. Cada quien les otorga valor según su experiencia. Como dice la frase: "Cada ser es lo que hace con lo que hicieron de él". Y ahí surge una maraña de emociones y contradicciones, porque la realidad de uno nunca es igual a la de otro. En fin, no quiero sobrepensar este tema ni irme por las ramas. Lo que busco es escribir para resistir esos momentos en los que la vida no tiene sentido. Hay cosas que se quedan contigo, si...