Me
gusta escribir diálogos de escenas de los guiones que tengo en la cabeza, me
fijo más en los diálogos por la estupenda y única y casi imperceptible cambio que nos lleva de un punto a otro, por ejemplo estaban teniendo una
conversación todo tranqui entre Bombóm, Burbuja y Bellota.
Bombóm le dice a Burbuja
que no debería tomar té porque según ella tiene cafeína y luego no podrá dormir,
tal como le ocurrió noches atrás, entonces ella –Burbuja– empieza a leer los
ingredientes y exclama: aquí en ningún
lugar dice que tiene cafeína, por lo tanto no tiene cafeína. Acto seguido, prepara su té verde.
Luego le dice a Bellota que es rico el olor a té verde, pero Bellota le
pregunta: ¿sabes qué es lo que sí huele rico?, y Bombóm responde “El huevo”, nos empezamos a reír, pero
en un momento Bellota detiene la risa para decir: Espera espera eeeeespeeeraaaaa, nonono, así
no se utiliza la frase “El huevo” mira,
te explico:
Bellota:
¿Quién está en el departamento? y Burbuja
responde…
Burbuja:
El huevo
Bellota:
¿Quien preparó el café?
Burbuja:
El huevo
Bellota:
¿Quién te regaló esa camisa?
Burbuja:
El huevo
Bellota se dirige a Bombóm y le pregunta:
¿Ves cómo se utiliza “El huevo” ? no
para “dónde”, no a “qué”, sino, en respuesta a “quién” …. El huevo.
Luego
de esta explicación, obviamente explotamos de risa, cómo no, con estas conversaciones
que empiezan hablando de té, y terminan en el ….
Les
resumo lo que ha pasado estos últimos días. Bob, otro amigo que visitaba a
diario el hotel y que es también amigo de John, vino ayer a visitarlo, con
todas las precauciones del caso; él es de Canadá. Como John ha estado delicado de salud, las
visitas son breves y cual “visita de doctor” se va pronto, pero esta vez antes
de marcharse, Bob se quedó conversando con Bombóm y Bellota. Bob no habla casi
español. Estábamos hablando cosas que no tienen que ver con “La cosa” nos contó que cuando era joven jugando hockey perdió la audición a
causa de un golpe en la cabeza.
Ahora, de un lado no escucha nada y del otro
escucha medio, nos explicó un poco de la agresividad del juego, pero para él es
normal, es solo un juego. Cuando hablamos con él, le hablamos despacio y
repitiendo -a modo de pregunta- las palabras en inglés para saber si las pronunciamos
bien o no.
Bob está feliz de pasar la cuarentena en Ecuador, sobre todo porque
ama el mar y la playa, es viudo y según lo poco que sabemos, en Canadá vive en
un lugar muy frío, y como les dije, ama el sol y el mar.
Entonces,
lo que sabemos de Bob es que viene de Canadá, habla poco español, es viudo, ama
el mar y toma pilsener Light.
Cuando
se sentaban los dos amigos en la barra del bar, uno se pedía Pilsener Negra y
el otro Pilsener Light, charlaban por horas y casi siempre tenían sus caras
serias. Pero entre ellos se sentía un cariño lindo que nosotros podíamos también percibir. Amistad.
El
cuchitril (departamento) en donde dormimos, lo pintamos y limpiamos a fondo, quedó impecable, es
más, pasamos cloro por todos los rincones del departamento. Eso nos entretuvo un
día completo.
Ahora,
¡paren todo! tengo una linda noticia: John se ha sentido mejor, comió todo su
desayuno y en la tarde comió almuerzo, eso nos puso feliz, lo vemos como un
abuelito al que debemos cuidar -pero a la distancia- porque él es más vulnerable
en estos tiempos de virus.
La
noche estuvo casi igual que las anteriores, con la diferencia que Burbuja dijo
que salgamos para mirar el cielo que estaba completamente estrellado, Bellota
pidió que se apaguen todas las luces cercanas, y lo que se observó fue algo que
miramos por largos minutos acostadas en el piso. Empezamos a hablar de
estrellas, constelaciones, cosas que no entendemos bien pero que nos llena de
entusiasmo y lo hablámos como si supiéramos todo. Volvimos a pensar en lo afortunadas que somos
en pasar entre nosotras la cuarentena y en este lugar.
Ese momento duró lo que duran las
mejores cosas, como un buen baile, una noche de salida, la escena de tú película favorita, una copa de vino, wisky o Ron. Duró lo que dura algo trascendental, todo antes de ser interrumpidas
por un murciélago que llevó a todas a correr por sus vidas, sí exageradísimas. Corríamos mientras no
parábamos de reír. Reímos fuerte, prendimos las luces y todo se sintió
como eso, algo que no se va a volver a repetir, pero seguro que cuando lo recordemos pensaremos en las estrellas y lo hermoso que debe ser, un murciélago
bebé…