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Pasado y presente

No se piensa más que en uno mismo.  

Yo por ejemplo pienso en el otro y luego en mí, es triste creo yo, saber que somos pocos los que pensamos en el otro. Creo que se puede vivir bien si todos pensáramos así, aunque sea un poco. He vivido todo este tiempo pensando en que yo tengo un problema serio, y no es así, el mundo funcionaria un poco mejor,  si todos tuviéramos ese pequeño detalle de pensar  en los demás.




Presente.


Miraba una serie en la computadora que estaba encima del mesón de la cocina. Mientras tomaba su café amargo como cada mañana. Estaba concentrada, la pantalla le iluminaba el rostro, achinaba más sus ojos mientras su cara  se acercaba más a la pantalla.  Quería olvidarse de su realidad, su ansiedad y su mala racha o todo lo que tenga que ver con tratar con el otro. También sobre el amor y el destino. 

No funciona decirle a alguien lo que realmente se tiene por dentro.


Tenía ganas de entrar en la pantalla, de  olvidar y moverse a ese mundo apocalíptico que estaba observando a través del ordenador, claro, no era  tan acogedor como su realidad, pero en fin, era otra cosa y ella quería eso, desaparecer. 

Pasado

Recordó cuando era niña y sus viajes imaginarios hacia otros lugares fantásticos que hacía mientras jugaba. En ese vaivén de recuerdos sintió como su memoria la trasladaba a su niñez, sin cerrar sus ojos y sin dejar de ver la pantalla. Ahí estaba de niña, con el  deber, o mejor dicho, el poder de salvar al mundo. De pequeña sentía que venía de otro planeta o de otra dimensión y que ella era la elegida para cambiar y salvarlo todo, ¿de qué? Nunca lo supo. 


Le gustaba jugar a defender el mundo, como si las cosas dependieran de salvaguardar lo desconocido. Se sentía una princesa de otro espacio y tiempo, no como las que vemos ahora, con corona y vestido, sino con un casco espacial, ropa protectora, y zapatos cómodos. Se sentía importante en la realidad que ella inventaba. Recordó eso y recordó también su adolescencia, cuando  un viejo que tenía un turbante sentado en las escalinatas de la playa, a donde su familia se mudó, le dijo que podía leerle el futuro por un dólar. Ella accedió porque al fin y al cabo la esperanza siempre habitada en ella. Se acercó y le extendió la mano, él viejo le dijo que esa no, que la mano que se lee es la izquierda, porque es la mano del corazón, ella guardó su mano derecha y extendió la izquierda casi de inmediato, fue cuando este hombre le empezó a decir que el mundo la espera, enseguida se acordó de su vieja grabadora y empezó a grabar todo lo que el viejo le decía, su mala memoria fallaba muchas veces así que, la grabadora se volvería su memoria. Mientras el viejo le decía que viajaría por el mundo, ella lo miraba incrédula, no era la primera vez que le leían el futuro, siempre era lo mismo, le decían que el mundo la esperaba, que viajes, que todo. Estaba decepcionada muchas veces de seguir con ese juego del futuro y las adivinanzas, todos mienten pensó, todos hacen las cosas pensando en sí mismos, para que molestarse en descubrir la verdad. La última vez que le leyeron el futuro fue con cartas del tarot, ella no lo pidió, no se acuerda muy bien qué le dijeron, lo que se acuerda es lo que no le dijeron. No le dijeron que su mejor amigo se suicidaría en su cuarto, con una sobredosis de pastillas que debían ser para su cuidado. ¡Cómo no le pudieron advertir del dolor que sentiría! ¡Cómo no le dijeron algo tan incomparablemente doloroso!

Volvió de sus recuerdos, volvió a donde el viejo le estaba leyendo su suerte en su mano izquierda. 


Terminó de hablar y se quedó en silencio, ella sacó del bolsillo un dólar para pagarle, pero él no aceptó, —ya nos veremos— le dijo. Ella se alejó y puso pausa a su grabadora. Al llegar a casa quería recordar con detalles lo que le dijo, puso play, pero se dio cuenta que no grabó nada. Se decepcionó. No escucho con atención confiando que todo estaba grabado. Su grabadora estaba dañada.


Presente

Volvió en sí y dejó su recuerdo atrás, de nuevo estaba viendo la serie en el mesón de su cocina, pero tuvo que atrasarla porque no le prestó atención por los recuerdos que la abordaron. De pronto su sobrina de ocho años apareció frente a ella.


— Qué haces aquí, deberías estar en la escuela, la cuestionó.


— Mamá no me levantó


La miró con cierta tristeza y rencor, claro, la noche de ayer la madre salió a una fiesta y regresó tarde.


—Mi amor aproveche y váyase a dormir, le ordenó.


—Tengo hambre


—Ándate a dormir, cuando se levante tu mamá te hará algo de comer. Le dijo sin dejar de mirar la pantalla de la computadora.


—Pero tengo hambre, chilló la niña con voz baja.


—Ándate a tu cuarto, tu madre debe hacerse cargo de ti. No yo. Le respondió enojada.


Tenía una cierta irritación porque la mamá estaba seguramente borracha en su cuarto, ella debía lidiar con algo que no le pertenece. 

No pensó en el otro por un momento.


La niña agachó la cabeza y se fue.


Ella siguió mirando la serie y tomando café, no pasaron ni dos minutos cuando se levantó decepcionada de su comportamiento y fue a la cama de la pequeña, la llamó y le dijo que viniera a la cocina.


La pequeña llegó con la cabeza agachada y se sentó.


—¿Quieres leche con chocolate? También hay pan.


La niña  asentó con su cabeza un sí.


Calentó la leche y el pan y se sentaron juntas.


Ella veía a la pequeña disfrutar tanto del desayuno, y ella estaba entre recuerdos del pasado, presente.


Ya iba a pasar el mal rato y todo se sentirá mejor. Se quedó pensando solo en ella, en el pasado, presente y en los diferentes futuros que podría tener. 


El mundo y su magnetismo casi místico nadie aun lo puede entender con certeza, solo se espera que vivíamos el día a día y tratemos de recordar lo más o menos posible, los buenos momentos, sentir que lo que vivimos es algo real y tratar de recordarlo como si lo estuviéramos grabando, aunque la grabadora no funcione nunca y nosotros no lo sepamos aún.


<Porque a veces la memoria es como una grabadora que  está ligada al corazón, y a veces esa grabadora no funciona, pero no significa que el corazón deje de latir, ni de sentir. 



Foto:

https://mymodernmet.com/antonio-mora-curioos-photography/

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